Desde niños, todos los mexicanos conocemos una historia que cada año es repetida en los salones de clases de todas las escuelas a nivel nacional, se trata de “Los Niños Héroes” un grupo de seis jóvenes cadetes militares que dieron patria a nuestra nación, pues supuestamente dieron su vida defendiendo al Colegio Militar que se ubicaba en el Castillo de Chapultepec.
A través de los años, muchas voces se levantaron asegurando que dicha historia sólo se trataba de un mito y que con tal de regalar figuras heroicas a México se había magnificado un hecho sencillo.
Es decir, que a pesar de que en las instituciones de educación básica de todo el país, se sigue dando cátedra sobre esta historia nacional, hay quienes han estudiado a fondo esa versión, analizando lo que en realidad pasó y han llegado a la conclusión de que se trata de una invención del Estado con el fin de sembrar el nacionalismo en los mexicanos.
Se sabe que en esa hazaña contada en las aulas hay mucha fantasía, sin embargo no es del todo falsa, la reconocida historiadora Sofía Guadarrama Collado, afirma que a finales de la década de los 40’s, nadie tenía idea sobre los niños héroes.
Pero esta historia tuvo que ser inventada porque en 1947 Harry Truman quién era el presidente estadounidense, visitó México en la conmemoración del centenario de la invasión de su país al nuestro; poco tiempo después, el presidente mexicano, Miguel Alemán Valdez también hizo una visita a la Casa Blanca, hecho que causó gran molestia entre la población de México, catalogando a este acto como una traición.
Ante este descontento, como un intento por revivir el nacionalismo entre los mexicanos, los asesores de Alemán idearon una estrategia en la que se crearon nuevas figuras heroicas en el pensamiento colectivo.
Miguel Alemán se presentó anunciando que se habían encontrado seis esqueletos al pie del cerro de Chapultepec, aseverando que pertenecían a los ”niños héroes” y fue así como el 13 de septiembre de 1947 se develó en la Cámara de Diputados una inscripción de oro dedicada “A los Niños Héroes de Chapultepec” y con esto se dio inicio a la construcción de un monumento en su honor que se ubicaría dentro del Bosque de Chapultepec, proyecto que estuvo a cargo de los sobresalientes arquitectos Ernesto Tamariz y Enrique Aragón Echegaray.
La escritora también señala que estas acciones desviaban la atención de los fracasos más notables de los gobiernos mexicanos como la pérdida de más del 50 por ciento del territorio a manos de Estados Unidos.
Debe reconocerse que los Niños Héroes sí existieron, y no sólo eran seis, pero la historia que se les impuso se trata de un mito, además no eran precisamente unos niños, más bien se trataba de adolescentes y jóvenes.
Francisco Márquez era el más joven con 14 años, Vicente Suárez tenía 17, Fernando Montes de Oca y Agustín Melgar 18, Juan de la Barrera 19 y Juan Escutia era el mayor, con 20 años.
Y lógicamente no eran los únicos en la defensa del colegio Militar liderado por el General Nicolás Bravo, también se encontraban 600 soldados en activo más 50 cadetes que no se sumaron a la batalla. No obstante, los mencionados seis estudiantes eligieron combatir junto a la milicia.
Ese trágico 13 de septiembre de 1847 casi todo el Batallón de San Blas murió. Con respecto al más famoso relato que dice que Juan Escutia se arrojó con la bandera y murió envuelto en ella, no existen pruebas, ni de que haya tropezado ni de nada, incluso, el historiador Alfredo Ávila cree que es probable que el cadete ni siquiera haya participado en el combate.
La única versión que afirma que Escutia se lanzó con la bandera es la del historiador estadounidense John Sheldon Eisenhower, quien escribió: “El general Bravo entregó su espada, tachonada de piedras preciosas, pero no logró que se rindieran seis de sus jóvenes cadetes, los cuales prefirieron morir. Uno de aquellos muchachos, con la bandera mexicana en los brazos, perdió la vida al arrojarse del muro”.
